domingo, 1 de junio de 2014

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Lucas tuvo un accidente informa Daniela en cuanto se sienta. ¿Qué pasó? pregunta, alarmado, Gustavo. Mordió una copa y la rompió. ¿Se lastimó mucho? Bastante, le tuvieron que suturar la lengua contesta y calla. Luego de un rato Gustavo propone. ¿Me querés contar más? Ella se cubre la cara con ambas manos. Fue espantoso; por primera vez en años fuimos a almorzar afuera con el nene, un restaurante chiquito, muy tranquilo, cerca de casa; todo marchaba bastante bien, Ariel estuvo en la vereda con el nene hasta que trajeron la comida, le pedimos papas fritas que le encantan y las puede comer con las manitos; yo le había llevado su vasito de plástico, por supuesto, pero en un segundo me sacó mi copa y la mordió; escuché el ruido y cerré los ojos; cuando los abrí la sangre le salía a borbotones; Ariel atinó a sacarle los vidrios de la boca; los del restaurante llamaron al SAME que llegó rapidísimo; Ariel le sostenía una servilleta contra la boca y las tenía que cambiar enseguida porque se empapaban; finalmente lo llevaron al Hospital de Niños, lo cosieron y ya está mejor; un par de puntos nada más, no sé cómo podía salir tanta sangre de un corte tan chico. ¿Cómo actuó Lucas? No me quiero acordar; aullaba; cuando lo bajaron de la ambulancia no lo podían controlar entre dos y ni siquiera tiene tres años; tuvieron que operarlo con anestesia general. Gustavo le sirve agua y espera que se tranquilice un poco antes de preguntarle ¿y cómo te sentiste vos? Horrible; no supe cómo enfrentar la situación, no sé qué hubiera hecho sin Ariel; si por mí hubiera sido, mi hijo habría muerto, me paralicé. Dejaste de ser un adulto comenta Gustavo. Sí, era una nena aterrorizada. Pero estaba Ariel. Sí, él lo salvó. Y te contuvo a vos. Sí, creo que nunca lo quise tanto; lo admiré, además; fuerte pero dulce; y yo no serví para nada. ¿Te escapaste corriendo? Ella lo mira con intensidad. ¡¿Qué está diciendo?!, en cuanto salió de la anestesia la única que logro tranquilizarlo fui yo; hasta se dejó abrazar. Daniela ella lo mira no gastes energía retándote porque necesitás toda la posible para seguir adelante, seguramente no es fácil el posoperatorio. ¡No!, me tomé licencia, hay que darle de comer cosas frías a cada rato para aliviarle el dolor; hace días que casi no duermo. ¿Y todavía te sentís culpable? Ella  amaga con replicar pero luego se encoge de hombros y sonríe.


Gustavo busca papel y lápiz. Tiene que consultar tantas cosas con Ana María que teme olvidarse. Anota: ¿hice bien en no retener a Laura?; ¿es conveniente que Camilo venga la semana próxima solo con la madre?; ¿tengo que llamar a María Inés?; ¿corresponde que atienda al sobrino de Raúl?; ¿supe manejar la recaída de Daniela?. Cuando concluye la lista se da cuenta de que nada de todo eso es lo importante: volvió Cecilia.

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