Mi mamá quiso venir explica Camilo en cuanto se abre la puerta. Bienvenida dice Gustavo mientras besa a
Valeria en la mejilla. Ella se sienta al lado de su hijo, la vista baja. Parece
cohibida. Camilo masca chicle. Como el silencio se instala y ambos parecen
incómodos, Gustavo decide ser frontal. ¿Por
qué quisiste venir, Valeria? Ella lo mira. Me preocupa saber cómo se tomó Camilo la noticia. ¿Cuál noticia? busca
Gustavo que sea ella quien la verbalice. Lo
de la beba. ¿Se lo preguntaste? Me elude se justifica ella. ¿Se lo preguntaste claramente? insiste
él. Valeria niega con la cabeza. Camilo,
tu mamá quiere saber cómo te sentís al saber que tenés una hermanita. El
chico agarra un pañuelo de papel y envuelve el chicle. Estoy enojado dice luego de un rato mientras se ata los cordones de
las zapatillas. ¿Enojado con quién? le
pregunta su madre. ¿Con quién va a ser?, ¡con papá! gira y la mira ¿vos
no estás enojada con él? Valeria le
agarra ambas manos. Nunca estuve enojada;
angustiada, desesperada, decepcionada, sí, pero no enojada. ¿Y ahora cómo
estás? Triste porque vos estás sufriendo. Te pregunto por vos. Ella se toma
unos segundos antes de contestar tranquila,
en paz. Yo no dice el chico a veces
me parece que me acostumbro pero después me vuelve la rabia. Valeria busca
un pañuelo en su cartera y se seca los ojos. Ambos callan. Me gustaría que nos contaras qué es exactamente lo que te genera rabia pide
Gustavo. Que ya nada va a ser como antes.
Nada es como antes, la vida es un continuo
cambio explica Gustavo. Es que todos
decían que nuestra familia era perfecta acota Camilo. ¿Quiénes son todos? pregunta Gustavo. Mis amigos, las mamás de mis amigos, ya te dije, todos. ¿Y por qué ya
no es perfecta? Camilo lo mira a los ojos. ¿No te das cuenta?, porque
estoy rengo y ahora, para colmo, papá tiene una hija con otra mujer. ¿Sentís
que tus piernas atentan contra la perfección de tu familia? pregunta
Gustavo ¡Claro! Las lágrimas se
deslizan por las mejillas de Valeria. Lo
más importante en una familia es el amor y ni la renguera ni tu hermana atentan
contra ella; quizás hasta logren unirlos
aún más. Valeria abraza a su hijo. Camilo se aparta para mirarla. ¿Vos la conocés? pregunta. Sí. ¿Cómo es? Una muñeca, me la hubiera
agarrado, adoro los bebés. ¿No la podemos traer con nosotros? La nena tiene una
mamá. ¡Pero el papá es nuestro!, ¡y yo no voy a aguantar que mi papá vea a esa
mujer! Camilo, la relación de tu padre con la mamá de Azul no te compete, sí
es asunto tuyo si la existencia de Azul afecta la relación de tu padre con vos.
Ya éramos bastantes dice el chico. ¿Cómo
reaccionarías si tu mamá quedara embarazada? Eso es totalmente diferente contesta
Camilo con un gesto despectivo. Convengamos,
entonces, que tu disgusto no tiene que ver con la cantidad. ¡Mi papá le metió
los cuernos a mi mamá!, ¡¿no te das cuenta?! , ¡y yo eso no se lo puedo perdonar!
Gustavo observa a Valeria. Demasiado involucrada en refrenar el llanto como
para poder intervenir. Ese problema es de tu mamá, no tuyo. Ella
inspira hondo y logra decir yo ya lo
perdoné. ¡¿Cómo pudiste?! Gustavo le
ofrece un vaso de agua que ella acepta. Inspira profundamente y dice después de tu accidente descubrí cuáles eran
las cosas realmente importantes; creo que me habría muerto si tu papá no nos
hubiera sostenido a todos; ni esa mujer, como la llamás vos, ni su nueva hija
impidieron que te pusiera a vos por encima de todo; estás vivo hijo y seguimos
estando juntos; será cuestión de que aprendamos a incorporar a la nena a
nuestra familia en la medida de nuestras posibilidades, las de ella y las de su
mamá; sumemos en lugar de restar gira para enfrentar a Gustavo ya lo hablamos con mi marido, este fin de
semana se lo vamos a contar a los otros chicos ahora se dirige a su hijo ¿nos vas a ayudar? Camilo asiente en
silencio y luego, bruscamente, se vuelca sobre la falda de su mamá. Ella le acaricia
el cabello. Gustavo se siente de más.
Novela por entregas. Gustavo está iniciando su carrera de terapeuta. Miércoles a miércoles, su propia vida y la de sus cinco pacientes se va modificando. ¿Los acompañamos?
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