domingo, 29 de junio de 2014

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Buen día, hijo lo recibe su madre. ¡Hola, papi! ¿Cómo durmió mi muñeca? Toda la noche aclara Isabel. ¿Ves, papi?, ya estoy bien, ¿cuándo vuelvo a casa? Ya falta menos, muñequita, mucho menos. Yo me voy anuncia su madre tengo que ir al  oculista. Chau, abu, volvé pronto que tengo que seguir tejiendo. Gustavo se sienta en el borde de la cama. ¿Cómo estás, hijita? Bien, ya te dije. ¿Preocupada? Martina niega con la cabeza. ¿No tenés ni un poquito de miedo? La nena se enrosca el cabello con ambos índices. ¿Ni un poquitito? Bueno, un poquitito sí. ¿De qué tenés miedo? De la máquina, no quiero que me la pongan más, decile a los doctores que me voy a portar bien, que voy a hacer todo lo que me digan. Gustavo la abraza. Nadie te quiere castigar, van a dejar de dializarte en cuanto te mejores otro poco. ¿Me lo prometés?  Gustavo siente una garra en la boca del estómago. No depende de mí, hija, todos están haciendo lo que es mejor para vos. ¡Si no me lo prometés es que no me la van a sacar nunca! grita la nena, golpeándolo en el pecho. Él va a pedirle que se tranquilice pero se arrepiente. Cuando la nena, agotada, se deja caer sobre las almohadas , él le explica Grieco cree que no vas a necesitar la máquina pero todavía no lo puede asegurar. Entonces le voy a pedir a la abuela que siga rezando, ya consiguió que me sacaran de terapia; papi, alcánzame el celu, ya mismo le escribo. Gustavo sonríe. La puerta se abre. ¡Hola, mami!, te extrañé. Cecilia besa a ambos. Se interesa por las novedades. Yo hoy no trabajo informa. Entonces me voy dice él levantándose tengo todo atrasado. ¡Ufa!, estuviste muy poquito. Vengo a la nochecita y duermo aquí. No hace falta comenta Cecilia mamá le prometió a Marti que hoy se quedaba ella. Vamos a jugar al dominó le aclara la nena la abuela Susana es una campeona. Gustavo las besa y sale. En el ascensor teclea: Voy para allá, ¿está bien? Antes de que se abra la puerta recibe Te espero.

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