Acaba de tocar el timbre cuando suena su celular. Papi malo hoy no me llamaste. Ni hoy ni
ayer piensa él. Está por responderle
cuando sale una mujer. Ana María hace un gesto invitándolo a entrar. Mientras
sube tras ella observa sus tobillos finos bajo la falda larga. Como antes
Daniela, le parece una chica. En cuanto se acomoda toma su celular y teclea. Te quiero, muñequita. Perdón pide mi hija protesta por mi indiferencia. ¿Con razón? inquiere ella. La verdad que sí admite él. ¿Será que le molesta compartirla con
Cecilia? Él la mira, sorprendido. Está por defenderse cuando la sonrisa de
Ana María lo desarma. Tal vez, no lo
había pensado; está mucho con ella. ¿Usted siente que la eligió?, ¿que lo
traicionó? Suena a un mecanismo infantil comenta él. No debe ser fácil para usted después de estos meses en que fue el único
referente para sus hijos creer que pasó a segundo lugar. Nacho nada que ver se
defiende hoy me contó que no quería salir
con la madre. Él sí que es leal. No me haga sentir como un idiota pide él aunque no me crea hoy me alarmé cuando Nacho
dijo que la madre ahora se hacía la buenita. ¿Por qué no habría de creerle?;
solo estoy tratando de que pueda sacar sus celos a luz; es natural que se sienta desplazado. Está noche hablaré
con Cecilia; desde el miércoles pasado que no estamos en contacto. ¿Qué le
dijeron a los chicos? A pesar de la resistencia de Cecilia los reuní y les
expliqué que su madre y yo estábamos pasando un momento complicado y que por
ahora no íbamos a vivir juntos. ¿Cómo se lo tomaron? Martina se angustió, lloró mucho; Nacho le preguntó a
la madre si por eso se había ido a Chile; tonto no es, seguramente ya se había
dado cuenta de algo. ¿Quién se fue? ¡Ella, por supuesto! Ana María se apoya
en el respaldo de su sillón, apoya los codos y cruza las manos. Lo mira con una
semisonrisa. Hoy estuve con Natalia dice Gustavo y calla. ¿Le contó? Él asiente. ¿Cómo
reaccionó? Gustavo ladea la boca. No
le gustó ni medio; de todos modos interrumpí el diálogo abruptamente; mañana la
llamaré. ¿Por qué lo interrumpió? Era la hora de Laura Gustavo siente que
el centro de sus intereses hace un giro de ciento ochenta grados. Se fue informa me dijo que debería haber iniciado el tratamiento hace diez o veinte
años, que ahora le daba miedo seguir analizando su presente y descubrir que no
era feliz; la dejé ir sin lucharla. Gustavo experimenta un súbito
cansancio; ¿cómo juntar energías para cenar con los chicos y, sobre todo, para
encarar a su mujer? A mi exmujer, se corrige. Creo que hizo lo correcto; si en algún momento lo precisa, volverá a
recurrir a usted. Él cabecea, abatido. ¿Le
interesa que le derive algún paciente? ¿Me tiene confianza pese a todo? Si así
no fuera no se lo estaría ofreciendo. Muchas gracias dice él solo me queda libre el horario de las 14 porque
la llamé a María Inés; me dijo que estaba muy mal y me preguntó si podía venir
el próximo miércoles; además comencé con Joaquín, el sobrino de Raúl; aunque no
sé si seguirá. ¿No hicieron buen contacto? Creo que sí, pero le pedí que se lo
planteara a los padres, ellos no saben nada; no me pareció correcto iniciar un
tratamiento a sus espaldas. Estoy de acuerdo comenta Ana María. Él sonríe y
dice ¿qué pasa que hoy no me reta?, ¿le
doy lástima? Ella endurece la expresión. Si hay algo que no me da es lástima dice ella muy seria y se incorpora.
Gustavo está avergonzado. Ana María me despidió,
piensa, me lo merezco. Camina hacia el auto a paso vivo. ¿Y si le pidiera a
Cecilia que cenara con los chicos, que se quedara y él se fuera a lo de
Natalia? Necesito dormir en brazos de una mujer, diagnostica. Que lo arrullen.
Compra en un kiosco un bonobon para
Martina. ¿Puede ser tan pelotudo como para ofenderse con la criatura por
disfrutar de su madre? Que aproveche ella, que puede.
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