¿Qué significa tu
presencia? le pregunta Gustavo a
Joaquín cuando lo ve instalado. El chico hace un gesto extraño con la boca. No te capto. ¿Tus padres saben que estás
aquí? Joaquín se calza una sonrisa burlona. Vos tampoco confiás en mí, yo sabía. Gustavo está por zafar con un
giro idiomático cuando el chico agrega si
estoy es porque me dejaron; en eso quedamos, ¿no? Tenés razón admite él una a cero. Una sonrisa de dientes
blancos afloja la ceñuda cara del chico. ¿Querés
contarme cómo se lo tomaron? propone Gustavo. No tengo ganas de hablar de ellos. De acuerdo, hablame de vos. Joaquín
lo mira, parece desconcertado. ¿Y qué
querés que te cuente? Por qué estás acá, por ejemplo. Ya te dije, me va mal en
el colegio. Sin embargo me aclaraste que esa era una preocupación de tus
padres; ¿cuál es la tuya? Siempre me fue mal en el colegio. Entonces sí te
preocupa. No me importan las notas y esas cosas, ya estoy acostumbrado a
llevarme materias, total ya estoy en cuarto y solo repetí una vez. ¿Y qué otra
cosa sí te importa? El chico se encoge de hombros, hace un gesto despectivo
con la boca. ¿Por qué creés que te va
mal? Mucho no estudio. ¿Cuándo estudias sacás buenas notas? Casi nunca. ¿A qué
lo atribuís? Es que yo no sirvo para nada responde Joaquín, la vista en el piso. ¿Quién
dice eso? pregunta Gustavo. El chico
levanta la cabeza. Yo lo pienso contesta
al cabo de un rato. ¿Desde cuándo lo
pensás? Joaquín se encoge de hombros. Ni
idea. ¿Ni idea? Bah, desde siempre admite. Gustavo hace, adrede, un largo
silencio. Hasta que el chico lo mira. ¿Quién
te dice desde siempre que no servís para nada? Gustavo percibe que el
rostro del chico va sufriendo mínimas y paulatinas transformaciones. La boca se
arquea hacia abajo, los hombros caen. ¿Quién
decidió que no servís para nada? El chico calla. ¿Tu mamá? Joaquín niega. ¿Tu
papá? El pibe, los codos en las rodillas, esconde la cabeza entre las manos. Luego de varios minutos Gustavo lo convoca
Joaco, ¿querés tomar algo? El pibe se incorpora. No, gracias. Me gustaría que hiciéramos un
ejercicio. Joaquín lo mira con curiosidad. ¿De qué tipo? pregunta. Cerrá
los ojos indica Gustavo ahora tratá
de recordar alguna escena en que tu papá te diga que no servís para nada. El
chico aprieta los párpados con fuerza. Hoy
me retó porque rompí un vaso. ¿Qué te dijo? Eso, me retó. ¿Cuáles fueron sus
exactas palabras? No me acuerdo. Hacé un esfuerzo. El chico permanece en
silencio un largo rato. Joaco, ¿qué te
dijo tu papá? pregunta Gustavo con dulzura. ¡Tan pelotudo como siempre! grita el pibe, abre los ojos y lo mira ¿ahora estás contento?, ¿a vos también te gusta hacerme sentir mal?
¿Estaban solos? continúa Gustavo desestimando los comentarios. No, con mi mamá. ¿Ella no dijo nada? No, mi
mamá nunca me insulta, mi mamá es una masa. Gustavo se queda reflexionando.
O sea que tu mamá no te defendió. Joaco
se endereza en el sillón. ¿Cómo? Tu mamá
permite que tu papá te maltrate. ¡Mi papá ni me tocó! se defiende el chico.
Cuando tu papá te pega, ¿tu mamá te
defiende? Joaquín se agarra la cabeza con ambas manos. Es que mi papá es imparable. ¿Tu papá es violento con vos? Es raro que
me pegue pero cosas, sí que me dice. ¿A tu mamá también la maltrata? ¡No!, jamás le grita, a ella la ama. ¿Y a vos? Joaquín permanece con el
rostro oculto durante varios minutos. Luego se descubre, fija los ojos en
Gustavo y en voz bajísima dice no lo sé. Gustavo
contiene el fuerte impulso de abrazarlo. El chico se levanta. Se me hace tarde informa y deja el
dinero sobre la mesa. ¿Querés que vuelva
el miércoles? pregunta ya en la puerta. Por
supuesto contesta Gustavo tengo
muchas ganas agrega mientras le
oprime el brazo. Los ojos del chico se
llenan de lágrimas.
Gustavo está desolado. Nunca le dije pelotudo a Nacho,
piensa, tratando de entenderse. Sin embargo no logra serenarse. Se asoma al
balcón. Refrescó mucho. Se aprieta los
brazos con ambas manos. Un auto estaciona justo enfrente. Daniela se baja. Qué
raro, piensa él, siempre llega caminando. Ve, entonces, que del auto también
desciende un hombre. Cierra la puerta y se
dispone a recibirlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario