martes, 8 de octubre de 2013

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El sábado es el cumple de Leo dice el chico luego de hablar un buen rato sobre su nueva tablet.  ¿Cómo lo festeja? Hace un baile. A Gustavo le duele por anticipado lo que sabe que vendrá.  Pero no voy a ir. Gustavo está obligado a hacer la inútil pregunta ¿por qué?  Camilo lo mira.  Ya sabés por qué, no preguntes boludeces. ¿Qué es lo que supones que sé? y vaya si Gustavo se siente boludo. Torpe, al menos. No puedo bailar contesta el chico por si no te diste cuenta. Pero sí podés escuchar música, sí podés conversar. Claro, a las chicas les va a encantar quedarse sentadas dándome charla. ¿Por qué no? dice Gustavo no creo que haya demasiados chicos que hablen tan bien como vos, por algo te eligieron como delegado le recuerda. Gustavo tiene un impulso. Se levanta y descuelga el espejo del pasillo. Regresa. Acerca su sillón al diván y coloca el espejo de modo que se refleje en él el rostro del chico.  ¿Qué ves? le pregunta. A mí, obvio. Olvidate que sos vos, contame qué ves. ¿Es un juego? pregunta Camilo. Supongamos que sí. El chico se observa largamente.  Es raro verse  comenta  uno nunca se mira. ¿Qué ves? insiste Gustavo.  Un chico. ¿Cómo es? Rubio, con el pelo bastante largo. ¿Los ojos? Comunes, marrones. Miralos bien. Bueno, no son marrones, marrones; son más claritos, casi amarillos, con puntitos verdes. ¿La nariz? Qué se yo, común. ¿Grande?, ¿torcida? El chico cabecea frente al espejo.  Siempre me dicen que la tengo respingada como mi mamá, es que yo me parezco mucho a mi mamá. ¿Y cómo es tu mamá? Relinda. Gustavo baja el espejo, lo apoya en el suelo.  Camilo, mirame. El chico obedece. Bailar no es la  única manera de conquistar a una chica. Sí, pero… se interrumpe.  ¿Pero qué? Ellas quieren otras cosas.  ¿Qué? Camilo calla.  ¿Qué las besen?, ¿qué las acaricien?  Camilo mira el piso, la cara roja.  ¿Pensás que vos no lo vas a podés hacer?; el problema de tu pierna ¿te impide tener una erección?, ¿te impide masturbarte? Ante la visible turbación del chico Gustavo agrega no hace falta que me contestes. Momento en que el chico levanta la vista. Camilo, vos no sos tus muletas ahora sí le dice. Quedan un rato en silencio hasta que el chico luego de mirar el reloj dice mi papá pidió que bajara cinco minutos antes busca las muletas y se incorpora. En el momento de despedirse Camilo dice me parece que voy a ir a la fiesta. La puerta ya cerrada, Gustavo sigue sonriendo.


No tengo que pensar en Cecilia, determina Gustavo, no ahora que debo seguir trabajando. Busca la ficha de María Inés. La lee con atención. Muchas puntadas sin nudo. Las preguntas del estribo, como ella misma las calificó, aun sin responderlas. Gustavo lee ¿fue una niña mirada? Guarda la ficha en el cajón del escritorio y sale al balcón. Hace frío. Un frío que lo revivifica. Acodado en la baranda ve a María Inés bajar del auto, caminar apurada la media cuadra. Hoy no se me va a escapar, determina.

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