jueves, 24 de julio de 2014

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¿Qué hacés por acá? la sorpresa de su padre se torna en alarma ¿pasó algo con la nena? No, recién me doy cuenta de que se viene fin de año y no acordamos las vacaciones; hoy les quiero avisar a mis pacientes. El padre hace un gesto despectivo. No se van a morir en un mes. A Gustavo se le comprime el pecho. No puedo largarlos duros de un día para el otro. Suena el teléfono y el padre atiende. Cuando corta, intempestivamente, pregunta ¿te separaste de Cecilia? Gustavo lo mira, azorado.  Eso parece  contesta luego de unos segundos. ¿Parece?  Él ladea la cabeza. Sí, hace meses que estamos distanciados. No me lo contaste, bueno, en realidad, nunca me contás nada. Jamás preguntás se justifica Gustavo. Ambos callan y el silencio se hace tan denso que él pregunta ¿me tomo enero?; calculo que la semana próxima cierro varias operaciones pendientes y no hay nada importante para las próximas semanas; supongo que Martín, como siempre, podrá hacerse cargo sin problemas. ¿Se van a algún lado? Gustavo se queda confuso. Serán las primeras vacaciones sin Cecilia.  La nena no está en condiciones de apartarse del circuito médico explica, justificándose. Sabés cómo son los chicos; seguro que en unos días la vemos hecha una ardilla. Ojalá, pero nos dijeron que la recuperación será un proceso lento. ¿Por qué no postergás las vacaciones para febrero? propone su padre. Estoy destruido, necesito urgente descanso; además, quiero aprovechar para quedarme con Martina a full. El silencio pesa. Gustavo busca qué decir. ¿Cómo va el consultorio? lo sorprende su padre. Bien, por suerte comenta él ya di algunas altas y pude reponer a los pacientes. De repente Gustavo experimenta la necesidad de abrirse.  He descubierto a los treinta y cinco que sirvo para esto; espero con ansiedad cada miércoles;  me maravilla la posibilidad de influir sobre la vida de otros. Su padre lo mira en silencio. Estoy pensando en agregar otro día el año próximo dice Gustavo, para su propia sorpresa ¿qué opinás? ¿Como padre o como jefe? A Gustavo le duele tanto el jefe que mirando el reloj dice se me hizo tardísimo, lo hablamos mañana se levanta y huye sin saludar al padre. 

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