martes, 10 de diciembre de 2013

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Hoy Nacho me preguntó si su mamá iba a volver inicia la sesión Gustavo es que Cecilia está borradísima, ¿hasta de sus hijos se olvidó?; me parece que el chico algo registró, quizás nos escuchó discutir. Y sí comenta Ana María los hijos perciben todo; además, le debe llamar la atención que ustedes no se mantengan en contacto. No soy yo quien tiene que darle explicaciones se justifica Gustavo. Quizá pueda darle crédito a su percepción de que algo está pasando entre sus padres sin precisar los motivos; es probable que lo irrite que usted desestime de plano sus dudas. Puede ser admite Gustavo si la indiferencia de la madre se instala, algo tendré que decirles; Martina ya está haciendo síntomas; duerme mal, cada dos por tres aterriza en mi cama. ¿Duerme con usted? pregunta muy seria, Ana María. No, todavía me queda alguna neurona; no se lo permito, aunque tengo que reconocer que yo también me siento muy solo en mi cama; me siento muy solo en la vida, en realidad. Ella sonríe con dulzura. Hoy, de improviso, se me aparecieron los padres de Camilo, él los invitó; me conmovió verlos unidos en el dolor por su hijo. ¿Nunca se sintió ligado a Cecilia a través de Nacho? No, ahora me doy cuenta reconoce Gustavo debe haber sido duro para ella. ¿Tanto que necesitó vengarse yéndose con otro hombre? aventura ella. No estoy diciendo eso; solo que a lo mejor no fui tan buen marido como yo suponía; ni hablar del padre que fui para Nacho; recién lo estoy descubriendo; es un gran pibe. Quiere decir que Cecilia hizo un buen trabajo. Sí, siempre fue excelente madre, no sé qué le está pasando. ¿Intentó hablar con ella? No la quiero escuchar. ¿Ni por sus hijos? Él sumerge la vista en la alfombra. ¿Cuándo vuelve Cecilia? pregunta Ana María. Supuestamente en un mes. ¿Usted, como su hijo, duda de que regrese? Solo quiero que vuelva por ellos. Claro, porque a usted le conviene que Cecilia permanezca indefinidamente en Chile. ¿Qué quiere sugerir? pregunta él, irritado. Que mientras ella esté lejos, usted puede hacer de cuenta que solo se fue por el trabajo; no necesita dar explicaciones ni a sus padres ni a sus hijos; hasta puede engañarse a sí mismo; es el marido abnegado que para que su mujer pueda desarrollarse profesionalmente, se hace cargo de sus hijos. Gustavo experimenta una repentina vergüenza. Teme enrojecer. Se sirve un vaso de agua. Carraspea.  Cuando salga de aquí cenaré con una mujer dice buscando recuperar su autoestima. Ana María hace un gesto de sorpresa.  Él se siente fortalecido. Es una compañera del curso continúa contando Natalia se llama, creo que es mayor que yo. ¿Soltera? No lo sé; solo hablamos de nuestros pacientes, ella también es principiante; cuando me quise acordar estaba inmerso en esta cena. ¿Se arrepiente? Tengo que confesarle que me asusta; quizás ella lo tomó como una cita y yo ni sé si tengo ganas ni sé cómo debo actuar; Cecilia tenía razón, estoy oxidado. ¿Quién promovió el encuentro? Gustavo se queda reflexionando. Ella, en realidad  admite. Despreocúpese, ella, entonces, sabrá conducirlo.

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