sábado, 21 de diciembre de 2013

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Gustavo abre la puerta. Encuentra a todos  en los sillones del living. Martina, cucharita en mano, come el NutelaDespués no vas a cenar la reta Gustavo. Me lo trajo el tío se disculpa la nena engullendo otro bocado. Y a mí, un juego para la play comunica Nacho. Lacán, acostado en el sofá, la cabeza en la falda de Santiago, no da señales de vida. Le dije a Juana que se fuera informa Santiago ya me dio las instrucciones para calentar la comida, hace añares que no como pastel. Minutos después, los cuatro comparten la mesa. Gustavo observa al trío. Nacho comenta animadamente un partido de fútbol. Martina intenta meter baza. Mami me dijo que este día de la madre ella haría los regalos y que me compró algo que me va a dar cuando vuelva. Gustavo percibe un agujero interior. Tengo todo menos a ella, piensa y por primera vez en un mes, la necesidad de Cecilia lo atraviesa, lacerándolo. Pa, no sabés lo que fue ese golazo lo convoca Nacho. Él intenta sonreír y con el pretexto de buscar bebida se dirige a la cocina. Se moja la cara en la pileta. Se está secando con el repasador cuando aparece su amigo. Che, qué te pasa, que tenés esa cara. Después te cuento contesta él abriendo la heladera.

Una lucha conseguir que los chicos  se acostaran. Gustavo prepara café mientras Santiago les da el último beso. Vas a ser un buen padre pronostica Gustavo cuando su amigo aparece en la cocina. Es fácil por un ratito; meritorio es lo tuyo Santiago se lleva la mano a la cabeza. Chapeaux dice. Gustavo sirve las tazas y cierra la puerta. ¿Me vas a contar qué te pasa? insiste Santiago. Salí con una mina. ¡Epa!, esa sí que no me la esperaba. Me encamé informa. Detalles, quiero detalles exige Santiago. Gustavo sonríe mientras se deja caer sobre la silla. Nada dice. ¿Qué?, ¿no se te paró? pregunta, preocupado. No te asustes, actué con eficacia; pero no me representó nada; aunque parezca absurdo, me acercó a Cecilia. ¿Supiste algo de ella? El domingo estuvo charlando un rato largo con los chicos por Skype; tanto me insistieron que tuve que acercarme; no la había visto todavía; resplandecía; pero yo estaba tan enojado que no me jodió. Y ahora se te fue la bronca. Soy un pelotudo admite Gustavo ¿querés otro café? ofrece. Dale contesta Santiago te salió rico; estás hecho todo un amo de casa. El celular de Gustavo suena. Natalia. ¿Estás ocupado? lee. Charlando en casa con un amigo contesta. Llamame cuando puedas, te extraño. Levanta la vista del aparato y se encuentra con la sonrisa burlona de Santiago. ¿Se puede saber de qué te reís? pregunta Gustavo. Ya te tiene marcando el paso; todas las minas son iguales.



Gustavo baja a abrirle a Santiago. Cuando regresa termina de sacar la mesa, acomoda los platos en la pileta y se ducha. Ya en la cama escribe Recién se va mi amigo. Mañana tengo un día fatal pero si querés podemos encontrarnos al mediodía a comer una pavada. Besos muchos. Al apagar la luz se le impone el rostro de Cecilia. La puta que la parió.

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