Miércoles 31
Sí, papá, ya estoy yendo contesta Gustavo mientras maneja. Nacho, a su lado,
pregunta ¿te gusta trabajar con el
abuelo? Él se queda desconcertado.
Hace mucho que no se lo plantea. ¿Para qué? , ¿tiene otra opción? Ya me acostumbré contesta, intentando
ser sincero. No sé si me gustaría
trabajar con vos dice el chico y como sigue de largo en la esquina de la
escuela lo alerta ¡pa, te pasaste!
Baja del auto y
está por tocar el timbre cuando cambia de opinión. Camina hasta el kiosco de la
esquina y compra flores. La cara de ella se ilumina al descubrirlas tras el
vidrio. Suben en el ascensor, besándose. Obviando la mesa puesta, se abalanzan
hacia el dormitorio. Ella grita cuando acaba. Gustavo repara en que Cecilia
jamás gritó. Luego, duchados y vestidos, desayunan perfumados por los jazmines.
Él, después de mucho tiempo, se siente pleno.
Gustavo decide
matar dos pájaros de un tiro. Hola, mamá,
¿te parece que vayamos a tu casa esta noche? Está por pedirle que prepare más
comida cuando decide que no tiene ningún sentido: su madre siempre cocina en
exceso. Le dará una sorpresa.
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