Cinco minutos antes de lo convenido se apoya en la
puerta, esperando que llegue la hora. El ruido de pasos acercándose lo
sobresalta. Se aparta. La puerta se abre y sale una mujer mayor. Ana María, en
el vano de la puerta, le sonríe. Sube tras ella pensando que es extraño
suponerle a Ana María otros pacientes. ¿Me gustaría ser el único? evalúa. Segunda semana sin Cecilia: en lo operativo
bien, nos vamos arreglando, pero la casa perdió energía, no sé cómo
explicárselo, todo está demasiado bien. ¿Usted está demasiado bien? reformula
Ana María. Frente a ellos, sí, pero
cuando apago la luz la estantería se me viene abajo. ¿La extraña? Estoy tan
enojado que no me doy cuenta. ¿Los chicos también están enojados? Ellos no
saben por qué se fue. Si no entendí mal, Cecilia se fue por el trabajo; que
esté allí con ¿Ricardo, se llamaba?, es una consecuencia, no una causa. ¿A
usted también le vendió ese buzón? reclama él, muy enojado. Solo repito sus palabras, Gustavo, aunque no
tuviera ninguna relación con él, ella igual se habría ido; ¿o me equivoco?
Gustavo se toca la frente. Lo peor vendrá
cuando regrese admite. Ella cabecea. Satisfecha, piensa él con rabia. ¿Alguna otra vez estuvo tan enojado con
ella? Está por contestar que no cuando recuerda el primer embarazo. Calla,
entonces. No tengo ganas de hablar, piensa. Le sobreviene un cansancio
infinito. ¿Pensó en lo que le sugerí la
última sesión? lo convoca Ana María. Le da vergüenza admitir que no solo no
pensó sino que ni siquiera puede recordar de qué se trataba. Ella parece darse cuenta porque le
repite ¿preferiría que Nacho no
existiera? Gustavo percibe en él ese rencor que no se extingue. Cecilia lo
violentó. Ella me puso entre la espada y
la pared se justifica. No le estoy
preguntando por ella le aclara Ana María sino por su hijo; aunque para usted son dos caras de la misma moneda;
¿no se da cuenta de que lleva catorce años vengándose de ella con su negativa a
amar a su hijo? Gustavo experimenta
un golpe brutal. Como quien cae por habérsele cortado el talón de Aquiles. Nacho
es mi talón de Aquiles, diagnostica. Cierra los ojos un instante, está
ligeramente mareado. No me siento bien dice
mejor me voy. Como prefiera consiente
ella incorporándose.
Novela por entregas. Gustavo está iniciando su carrera de terapeuta. Miércoles a miércoles, su propia vida y la de sus cinco pacientes se va modificando. ¿Los acompañamos?
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martes, 19 de noviembre de 2013
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