jueves, 14 de noviembre de 2013

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Estuve pensando en lo que me dijo comenta Daniela. ¿Con respecto a qué? A cuánto dificulté  la relación de Ariel con Lucas. ¿A qué conclusión llegaste? Recordé los primeros meses del nene; lo veía tan frágil que me parecía que Ariel era demasiado torpe para sostenerlo, tenía miedo de que se le cayera. ¿De que lo tirara? aventura él ¡Gustavo, no insista! eleva Daniela el tono de voz. ¿En qué te parece que estoy insistiendo? Ella frota con la palma de una mano el dorso de la otra. En que yo tenía miedo de que Ariel le hiciera algo. ¿Y era así? Daniela se abraza a sí misma.  Sí dice llorando. ¿Porque lo habías obligado a ser padre? Ella asiente con la cabeza.  ¿Seguís teniendo miedo? No dice entre hipos estaba loca. Estabas asustada Gustavo dulcifica la voz tu papá te hizo daño pero eso no implica que Ariel vaya a dañar a Lucas, tampoco que tu propio padre pueda ahora dañarlo; estaba enfermo, Daniela, y hace años que ya no lo está; quizás los  cuatro, tu mamá, tu papá, Ariel y vos, puedan sostenerse para ocuparse juntos de Lucas; un chiquito con autismo requiere mucha atención, es demasiado para una mujer sola. Aunque los sollozos de ella no se detienen, a Gustavo, ahora, no le duelen, sabe que es para mejor. Daniela debe desprenderse de su coraza de autosuficiencia para poder aceptar la ayuda. La deja llorar sin intervenir.  Cuando la ve calmada pregunta ¿el nene comenzó el tratamiento? El lunes vino a casa la fonoaudióloga, una chica joven como yo. ¿Lo dejaste solo con ella? Sí, después de un ratito me hizo salir; yo estaba segura de que Lucas iba a hacer un berrinche, pero no, se ve que está acostumbrada a tratar nenes así.  ¿Cómo te sentiste? Fue muy raro; me dieron ganas de llorar. ¿Por qué? Daniela  oculta el rostro entre las manos. Su voz apenas se escucha al decir  me sentí desplazada, yo llevaba dos años y medio intentando conectarme con mi hijo y ella, de la nada, fue aceptada; me dio rabia, dolor y rabia se descubre la cara y lo mira ya sé que es un disparate pero es lo que sentí. Es muy valioso que puedas reconocerlo Gustavo le sonríe ¿cuándo empieza con la sicóloga? Mañana. Me gustaría que le preguntaras qué opina sobre el amamantamiento. No hace falta responde ella y mirándolo fijo comenta hace dos semanas que lo desteté. Él se aclara la garganta.


Gustavo baja las cortinas, cierra la llave de gas, apaga las luces. Ahora ya no le queda ese ratito que tanto apreciaba antes de ir a su control. A mi analista, se rectifica. Ya arriba del auto intenta refrescar la última sesión. Una nebulosa. Sabe que reconoció ante ella que se identificaba con el marido de Daniela porque el embarazo de Nacho también había sido accidental. Ana María en el momento de despedirse le encargó que pensara en algo. No logra recordar en qué.

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