jueves, 7 de noviembre de 2013

73

OCTUBRE

Miércoles 3
Gustavo saca cuatro rebanadas de pan del paquete y las mete en la tostadora nueva; otra dos, en la vieja. Cuando llegan los chicos y se sientan dice cierren los ojos; una, dos y… aprieta los botones y las seis saltan a la vez. Martina insiste a mami no le va a gustar, ella las calentaba en el microondas. Como cada vez que la nombran, el estado de Gustavo se altera. Segundos después, con la boca llena, la nena decreta la verdad, papi, a vos te salen más ricas. Sos un capo, pa comenta Nacho, untando la segunda. Cada día podrás sentarte un poco más cerca.

Marisa propuso que viviéramos juntos cuenta Santiago. Las mujeres siempre nos complican la vida, juegan al amor libre pero en cuanto te descuidás, te echaron el lazo comenta Gustavo. Qué ánimos que me das se queja su amigo. ¿Qué le dijiste? No tuve muchas opciones, me hizo el planteo detrás de un helecho que acababa de mudar de su depto al mío. ¿La querés? La necesito dictamina Santiago lo que es mucho más grave. Los dos ríen juntos. Brindemos con café propone Gustavo ahora podrás entender lo que es una mina complicándote la existencia; ya te veo, en diez meses, acunando un pendejo. Tengo ganas de ser padre confiesa Santiago. ¿Y eso? pregunta él, atónito. Me estoy poniendo viejo. Viejo soy yo le sale del alma a Gustavo. Te recuerdo que tengo seis meses más que vos. Pero vos lidiarás con lactantes mientras yo me enfrento con adolescentes. ¿Tenés problemas con Nacho? Ese chico es hermético, no le sacás dos palabras seguidas. ¿Hermético con vos o hermético en general? pregunta Santiago echándose atrás en la silla. Qué se yo, con mi vieja habla bastante. No hablar con tu vieja es imposible hasta para un adolescente dictamina Santiago me acuerdo cuando iba a tu casa en la época del secundario; si por alguna razón nos quedábamos a solas, palabra va, palabra viene, tu vieja terminaba sacándome el nombre de la chica que me gustaba. Mi mamá te adora afirma Gustavo. Y yo a ella, lo sabés. Gustavo se entretiene haciendo girar la taza de café. San pregunta al cabo de un rato ¿por qué el otro día me hablaste del zorro de Saint-Exupéry? No sé contesta su amigo jugueteando con un sobrecito de azúcar me pareció que te está costando más de la cuenta relacionarte con mi ahijado. ¿Cómo me conocés tanto? pregunta Gustavo. Santiago le palmea el hombro mientras dice ¡venticinco años juntos, hermano!


Está saliendo del curso cuando Natalia, la aprendiz de terapeuta, lo alcanza. ¿Querés comer algo? propone, tengo que hacer tiempo y odio almorzar sola. Mientras buscan un restaurante próximo, ella le habla de una paciente. Se parece a tu María Inés comenta. A Gustavo le extraña que haya retenido el nombre. Durante toda la comida, ensalada para ella, ravioles, para él, hablan sobre sus respectivos consultorios. Todavía me pongo nerviosa cada vez que suena el timbre confiesa ella lo único que me tranquiliza es que mis pacientes no saben que recién empiezo, por eso puse el título en un lugar poco visible. Ríen. Estoy atendiendo a una adolescente comenta ella los padres me presionan para que les dé una entrevista pero no sé cómo manejarlo; la piba no quiere saber de nada. Él le habla sobre Camilo. Hora y media sin padre, sin hijos, sin mujer. Un remanso, define Gustavo.

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