OCTUBRE
Miércoles 3
Gustavo
saca cuatro rebanadas de pan del paquete y las mete en la tostadora nueva; otra
dos, en la vieja. Cuando llegan los chicos y se sientan dice cierren los ojos; una, dos y… aprieta
los botones y las seis saltan a la vez. Martina insiste a mami no le va a gustar, ella las calentaba en el microondas. Como
cada vez que la nombran, el estado de Gustavo se altera. Segundos después, con
la boca llena, la nena decreta la verdad,
papi, a vos te salen más ricas. Sos un capo, pa comenta Nacho, untando la
segunda. Cada día podrás sentarte un poco más cerca.
Marisa propuso que viviéramos
juntos cuenta Santiago. Las mujeres siempre nos complican la vida, juegan al amor libre pero en
cuanto te descuidás, te echaron el lazo comenta Gustavo. Qué ánimos que me das se queja su
amigo. ¿Qué le dijiste? No tuve muchas
opciones, me hizo el planteo detrás de un helecho que acababa de mudar de su
depto al mío. ¿La querés? La necesito dictamina Santiago lo que es mucho más grave. Los dos ríen
juntos. Brindemos con café propone
Gustavo ahora podrás entender lo que es una
mina complicándote la existencia; ya te veo, en diez meses, acunando un
pendejo. Tengo ganas de ser padre confiesa Santiago. ¿Y eso? pregunta él, atónito. Me
estoy poniendo viejo. Viejo soy yo le sale del alma a Gustavo. Te recuerdo que tengo seis meses más que
vos. Pero vos lidiarás con lactantes mientras yo me enfrento con adolescentes.
¿Tenés problemas con Nacho? Ese chico
es hermético, no le sacás dos palabras seguidas. ¿Hermético con vos o hermético
en general? pregunta Santiago echándose atrás en la silla. Qué se yo, con mi vieja habla bastante. No
hablar con tu vieja es imposible hasta para un adolescente dictamina
Santiago me acuerdo cuando iba a tu casa
en la época del secundario; si por alguna razón nos quedábamos a solas, palabra
va, palabra viene, tu vieja terminaba sacándome el nombre de la chica que me
gustaba. Mi mamá te adora afirma Gustavo. Y yo a ella, lo sabés. Gustavo se entretiene haciendo girar la
taza de café. San pregunta al cabo de
un rato ¿por qué el otro día me hablaste
del zorro de Saint-Exupéry? No sé contesta su amigo jugueteando con un
sobrecito de azúcar me pareció que te
está costando más de la cuenta relacionarte con mi ahijado. ¿Cómo me conocés
tanto? pregunta Gustavo. Santiago le palmea el hombro mientras dice ¡venticinco años juntos, hermano!
Está
saliendo del curso cuando Natalia, la aprendiz
de terapeuta, lo alcanza. ¿Querés
comer algo? propone, tengo que hacer tiempo y odio almorzar sola. Mientras
buscan un restaurante próximo, ella le habla de una paciente. Se parece a tu María Inés comenta. A
Gustavo le extraña que haya retenido el nombre. Durante toda la comida,
ensalada para ella, ravioles, para él, hablan sobre sus respectivos
consultorios. Todavía me pongo nerviosa
cada vez que suena el timbre confiesa ella lo único que me tranquiliza es que mis pacientes no saben que recién
empiezo, por eso puse el título en un lugar poco visible. Ríen. Estoy atendiendo a una adolescente comenta
ella los padres me presionan para que les
dé una entrevista pero no sé cómo manejarlo; la piba no quiere saber de nada. Él
le habla sobre Camilo. Hora y media sin padre, sin hijos, sin mujer. Un
remanso, define Gustavo.
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