miércoles, 25 de septiembre de 2013

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Laura se ubica, abre la cartera. ¿Me va a pagar ahora? , piensa Gustavo, extrañado. Hice los deberes dice ella y le tiende un papel. Él contempla un cuadro a doble entrada. Una columna para cada uno de sus tres hijos, diez filas evaluando distintas áreas, comenzando por ¨salud¨. En cada intersección, signos más o signos menos. Nunca se pierde la formación científica  comenta  él, sonriendo. Observa con atención la multitud de casilleros, ¿quién dijo que los afectos no pueden mensurarse? Es interesante  dice el orden de sus apreciaciones.  Así fueron apareciendo en mi cabeza  parece disculparse ella.  Claro acota él porque si hubiera menos en la  fila de salud, todos los problemas de los que estamos hablando carecerían de sentido. Ni imaginarlo dice ella con énfasis.  ¿De cuáles de los ítems se considera responsable?  pregunta él devolviéndole el papel. Ella lo toma y lo observa con atención. De su salud  ya no me ocupo. ¿Habrá influido en la buena salud de sus hijos  el embarazo, la lactancia, las vacunas, el pediatra? Los tres tienen excelente dentadura, además agrega ella y luego sonríe  topicaciones de fluor, sellado de las muelas, ortodoncia.  ¿Seguimos? propone él. Belleza lee ella y acota supongamos que eso sí viene de los genes, mi marido es particularmente buenmozo. ¿Nada de usted? Las chicas tienen buen cuerpo parece disculparse ella, mirando el piso. Ahora viene la pareja, ¿no? recuerda él. dice ella los tres tienen buenas parejas. ¿Alguna relación con sus treinta años de casados? Ella hace una mueca descalificativa y deja el papel sobre la mesita diciendo esto no tiene ningún sentido. Él lo recoge y reobserva la lista. Concentrémonos en las apreciaciones negativas, ¿no está satisfecha de los estudios de sus hijas? Sí responde ella ¿les puse menos? Un más y un menos contesta él. Porque no son universitarias.  Él sonríe ¿los estudios solo califican si son universitarios? Siempre supuse que mis tres hijos iban a ser profesionales. Gustavo luego de una pausa pregunta ¿qué estudiaron sus hijas? La mayor Educación Física, la otra es maestra jardinera. Él aclara, sonriendo o sea que hicieron el Profesorado de Educación Física y el Profesorado de Educación Inicial. Sí, claro. Cuatro años de carrera, ambos. Veo que está bien informado. ¿Y eso merece un más o menos? Ella se encoge de hombros.  Hay otro punto que me llama la atención dice Gustavo luego de una pausa. Ella lo mira. Más allá de los dos menos que le adjudica a su relación con su hijo, de la cual ya hemos hablado, la que tiene con María merece solo un más o menos. Es que ella a veces me trata mal, se impacienta conmigo. ¿Será porque usted no es muy deportista? Gustavo, no se ría de mí pide Laura.  ¿Con la menor se lleva mejor porque a ella, como a usted,  le encantan los niños? Será una buena madre vaticina ella. ¿Mejor que usted? A lo mejor consigue que los hijos le salgan médicos dice ella y ríe. A lo mejor no le interesa que sus hijos sean médicos  la corrige él y al instante los ojos de Laura se llenan de lágrimas.  ¿Seguimos la próxima? propone él. Ella se seca las mejillas con el dorso de la mano y se incorpora.


Cuando cierra la puerta tras Laura, el recuerdo del desayuno aterriza, brutal, en su abdomen.  La odio dice Gustavo en voz alta aunque sabe que no es cierto. Deja que pase un momento y volveremos a querernos. Tú.

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