lunes, 16 de septiembre de 2013

35

Camilo ya no le informa que subió solo. Batalla ganada en la dura lucha por su autonomía. Perdón dice se me hizo tarde. Gustavo mira el reloj, tres minutos. ¿Te molesta llegar tarde? El chico asiente con la cabeza. Gustavo recuerda a Ana María, entonces insiste ¿por qué? Camilo lo mira con sorpresa. Porque está mal contesta. A ver, a ver dice él qué pasaría  si te demoraras en llegar acá. Qué se yo, nada, pero vos a lo mejor te preocupás. ¿Qué creés que haría yo si te retrasaras demasiado? El chico se encoge de hombros. No sé, nunca lo pensé responde. ¿Y si lo pensás ahora? Supongo que llamarías a mi papá al celu. Que es lo que vos hiciste cuando tu papá se demoró. La cara del chico se tensa. Sí, pero mi papá no me atendió. Gustavo solo lo mira a los ojos, en silencio. Un largo rato después Camilo agrega no sé por qué mierda no me atendió. ¿Se lo preguntaste? El chico cabecea, luego juega con la boca, se muerde los labios. ¿Por qué te enoja tanto que no te haya atendido? Si me hubiera atendido yo no estaría rengo. ¿Alguna vez se lo dijiste? Los ojos del chico son dos platos. ¡¡No!! ¿Por qué te parece tan obvio?  Porque él ya se siente bastante mal por eso. ¿Y cómo lo sabés? Porque lo escuché. ¿Qué es lo que escuchaste? Cuando estaba en el hospital dijo varias veces ¨fue mi culpa¨, él se creía que yo estaba dormido pero lo oía, todo oía. ¿Estaban solos? No, con mi mamá. ¿Y qué decía tu mamá? Ella no decía nada, lo abrazaba. ¿Nunca le preguntaste por qué se le hizo tarde? Camilo sacude la cabeza, tanto que el flequillo le tapa los ojos. Me cansé de hablar de esto informa echándose el cabello hacia atrás. ¿Y de qué te gustaría charlar? El chico se queda un rato pensando y al cabo dice me nombraron delegado del curso; están modificando el reglamento y quieren conocer nuestra opinión. ¿Por qué te parece que te eligieron? Dicen que hablo bien cuenta sonriendo, la vista baja. ¿Qué modificaciones proponen?  Camilo se endereza en el asiento y comienza a hablar con fluidez, tanta que  Gustavo piensa en Nacho y le duele, cómo le duele. Largo rato después el portero eléctrico los interrumpe. Gustavo mira el reloj. Las quince y cincuenta. Exactamente.


Gustavo busca el celular y controla  su mail. El corazón se le aturde: mensaje de Cecilia. Hola, Gus. Acá estamos trabajando a toda máquina. El viernes firmaremos el contrato de alquiler de las oficinas, todo fue más rápido de lo calculado. Casi seguro que regreso el martes, te aviso en cuanto nos confirmen el vuelo. ¿Cómo están los chicos? Los extraño mucho. Llamaré a casa a la noche, alrededor de las diez, así puedo hablar con los tres. Un beso. Gustavo siente que aumenta su temperatura. Arde de bronca. Ni siquiera le ahorró el plural de los verbos. Decidió por lo visto, tomarse el fin de semana. Está por contestarle hecho una furia cuando apaga el teléfono con brusquedad. No se merece ni una letra. 

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