Hace unos meses mi
cuñada cuestionaba la conveniencia de
ayudar a los chicos en sus tareas escolares y le comenté que yo siempre
había estudiado con mis hijos Laura verifica
que él la esté mirando y continúa como
creí imaginar lo que ella estaba pensando, agregué ¨por eso me salieron tan
bien¨. Él se endereza en su silla, alerta. Un minuto después me dijo, en muy mal tono ¨no es la primera vez que
hacés un comentario de este tipo, estoy cansada de oírte hablar mal de tus
hijos; tus hijos son buenas personas, independientes, cariñosos, trabajadores;
a lo mejor no cumplieron con tus expectativas pero eso no significa que te hayan
salido mal¨. Gustavo, intencionalmente, deja pasar unos segundos antes de preguntar ¿y qué piensa usted sobre el comentario de
su cuñada? Laura se echa el cabello hacia atrás, permanece con los brazos levantados unos
instantes y luego los baja y los cruza. Se está protegiendo, piensa él. En ese momento no le di importancia, aunque
me encantó que saliera en defensa de sus sobrinos, prueba de cuánto los quiere.
¿Y cuándo descubrió su cabal trascendencia? Laura se lleva la mano a la
boca y carraspea. El miércoles pasado
cuando salí de aquí dice y luego calla. Me
gustaría que me explicara qué sintió pide
él. Tuve la nítida percepción de lo duro
que es no cumplir con las expectativas de los otros; me quedé pensando en lo
que usted dijo; tiene razón Laura sonríe uno sabe lo que los demás
esperan de uno. Él se toma solo unos
segundos. ¿Por eso es que Federico no
necesitó que usted lo retara por haber abandonado el curso de hardware para
saber que otra vez la estaba defraudando? pregunta. Como tocada por una
varita mágica, la cara de ella se desarma. Cuando
eran chiquitos estaba tan orgullosa de ellos; siempre eran los primeros en el
colegio dice con los ojos húmedos. ¿Y
ahora? inquiere él. Las lágrimas de ella descienden por sus mejillas. Se
las seca con el dorso de la mano. Gustavo le señala la caja de pañuelos. Ella
toma un par. Se suena la nariz, logra recomponerse. Son buenos chicos dice al fin. Si
no me equivoco esa es la opinión de su cuñada; le repito la pregunta, Laura, ¿está
orgullosa de sus hijos? Mientras la observa llorar Gustavo se plantea si
alguna vez su padre estuvo orgulloso de él. ¿Está él orgulloso de Nacho? Laura dice
no puedo explicarle cuánto me duele tener
que confesarle que no. Él reflexiona unos segundos y propone qué le parece si para la próxima hace una
lista de qué expectativas han colmado cada uno de sus hijos y cuáles no. Laura
pregunta ¿débitos y créditos? Algo así responde
él sonriendo. Ella toma un vaso de agua, carraspea y
comenta ayer me encontré con las
compañeras del secundario. Gustavo se reacomoda en su sillón y se dispone a
escucharla.
Al cerrar la puerta Gustavo descubre que no pensó en
Cecilia. Una hora sin pensar en ella. Laura, regrese. Hace dos días que su
mujer se fue y él pasó una hora entera sin pensar en ella. Bienaventurada
profesión. Se le aparece la imagen de Martina. Pobrecita. Busca el teléfono. Hola,
papi, ¿cómo estás? ¿Cómo estás vos? Rebién, la abuela me preparó un té y me
fregó la panza. Él siente las mágicas manos de la madre sobre su propio
infantil abdomen. Me alegro mucho, tratá
de dormir la siesta. Sí, me voy a acostar a mirar la tele, porque la abuela
siempre mira la novela de las tres; te corto, papi, porque la abu me llama que
ya empieza. Gustavo apoya el tubo con una sonrisa. Su madre y su hija.
Suena el timbre.
Una sugerencia en la sesión 34, donde dice Laura pregunta ¿débitos y réditos?, en finanzas en general se usan los términos débitos y créditos.
ResponderEliminarSólo un comentario desde mi experiencia :) Poniéndome al día :) Un parate en el almuerzo a leer un par de sesiones :) Un beso enorme Yima :)
Ya mismo lo corrijo. Gracias por tu colaboración, fiel lectora
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