Me dijo mi mamá que te preguntara por las vacaciones comenta Camilo. ¿Irán a algún lado? pregunta Gustavo. Vamos a pasar fin de año al campo de mi tía
y nos quedamos todo el mes comenta el chico sin mayor entusiasmo. Gustavo
suspira, aliviado, un problema menos. ¿Ya fuiste otras veces? Sí, muchas, antes me
encantaba. ¿Ahora no? Camilo hace una larga pausa. Yo andaba muy bien a caballo. A Gustavo le duele en la piel.
Lamenta tener que insistir en el tema. Me parece que podrás seguir haciéndolo. El
chico lo mira con atención. Mucho no sé
de equitación pero lo más complicado debe ser subir al caballo; si te dan una
mano para hacerlo seguramente no tendrás inconveniente. Puede ser comenta
el chico tengo un primo de mi edad con
quien me llevo muy bien, a lo mejor me ayuda, ¿Tenés alguna duda? Camilo
sonríe, por primera vez. No, Paco es lo
más. Gustavo quisiera profundizar en el vínculo de Camilo con su padres
pero recuerda la crítica de Mariana. Con solo un miércoles por delante, no es
momento para abrir nuevos frentes.
Decide dejar que el chico presente los temas. Luego de un buen rato
Camilo dice qué raro que no volviste a
preguntarme por mi hermana. Recién hablamos de Luciana comenta Gustavo,
intencionalmente. De la otra digo yo. ¿La
conociste? Ayer papá nos avisó que este fin de semana la vamos a ver. ¿Cómo te
cayó el anuncio? Camilo se encoge de hombros. Me da lo mismo contesta. ¿Estás seguro? Sí, la nena viaja con esa
mujer pero papá la va a buscar a Retiro y la trae para casa. ¿Te contó todos
estos detalles? No, lo escuché cuando hablaba con mamá; ella le decía que no quería estar presente pero papá le pidió que
por favor lo ayudara Camilo sube la voz ¿a
vos te parece que encima le pida que lo ayude? Seguramente le pidió
colaboración pensando en ustedes, en que necesitarán contención. ¡Yo no preciso
nada!, me da igual, ya te dije. No está mal que tengas rabia, Camilo. ¡Yo no le
tengo bronca a la nena! No, a Azul no, pero me parece que todavía no te
permitiste vivir a fondo el enojo con tu
papá; por lo que me dijiste solo aquí lograste hablar con él al respecto;
seguramente tendrás muchas cosas por preguntarle. Sí, a veces me dan ganas pero
nunca me animo. ¿Qué te frena? Yo sé que papá no quiere. Pero vos sí, ya
hablamos bastante al respecto, no es necesario que siempre respondas a los
deseos de los demás. No te creas, estoy mucho mejor, o peor, no sé dice el chico sonriendo ayer no quise ir a lo de la abuela; mamá se
ofendió bastante pero yo había arreglado con Leo para jugar a la play en casa.
Se fastidió pero no te obligó. Camilo lo mira, los ojos muy abiertos. Podría haberte obligado; de alguna manera
puede respetar tus deseos cuando los verbalizás, si no los expresás es muy
difícil que puedan darse cuenta de tus necesidades. Puede ser, hasta le pidió a Carmen que nos comprara facturas para
la merienda dice el chico y se dedica a describir la tarde compartida.
Camilo está mucho
mejor, diagnostica Gustavo y una profunda satisfacción le hincha los pulmones. Si logro hacer algo por este chico, todos mis
años de carrera se encuentran justificados, evalúa. Después de mucho tiempo,
busca la ficha de Camilo. Intenta recordar lo trabajado en las sesiones que no
quedaron registradas. No volverá a pasarle. No puede confiar solo en su
memoria.
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