lunes, 18 de agosto de 2014

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Me dijo mi mamá que te preguntara por las vacaciones comenta Camilo. ¿Irán a algún lado? pregunta Gustavo. Vamos a pasar fin de año al campo de mi tía y nos quedamos todo el mes comenta el chico sin mayor entusiasmo. Gustavo suspira, aliviado, un problema menos.  ¿Ya fuiste otras veces? Sí, muchas, antes me encantaba. ¿Ahora no? Camilo hace una larga pausa. Yo andaba muy bien a caballo. A Gustavo le duele en la piel. Lamenta tener que insistir en el tema.  Me parece que podrás seguir haciéndolo. El chico lo mira con atención. Mucho no sé de equitación pero lo más complicado debe ser subir al caballo; si te dan una mano para hacerlo seguramente no tendrás inconveniente. Puede ser comenta el chico tengo un primo de mi edad con quien me llevo muy bien, a lo mejor me ayuda, ¿Tenés alguna duda? Camilo sonríe, por primera vez. No, Paco es lo más. Gustavo quisiera profundizar en el vínculo de Camilo con su padres pero recuerda la crítica de Mariana. Con solo un miércoles por delante, no es momento para abrir nuevos frentes.  Decide dejar que el chico presente los temas. Luego de un buen rato Camilo dice qué raro que no volviste a preguntarme por mi hermana. Recién hablamos de Luciana comenta Gustavo, intencionalmente. De la otra digo yo. ¿La conociste? Ayer papá nos avisó que este fin de semana la vamos a ver. ¿Cómo te cayó el anuncio? Camilo se encoge de hombros. Me da lo mismo contesta.  ¿Estás seguro? Sí, la nena viaja con esa mujer pero papá la va a buscar a Retiro y la trae para casa. ¿Te contó todos estos detalles? No, lo escuché cuando hablaba con mamá; ella le decía que no quería estar presente pero papá le pidió que por favor lo ayudara Camilo sube la voz ¿a vos te parece que encima le pida que lo ayude? Seguramente le pidió colaboración pensando en ustedes, en que necesitarán contención. ¡Yo no preciso nada!, me da igual, ya te dije. No está mal que tengas rabia, Camilo. ¡Yo no le tengo bronca a la nena! No, a Azul no, pero me parece que todavía no te permitiste  vivir a fondo el enojo con tu papá; por lo que me dijiste solo aquí lograste hablar con él al respecto; seguramente tendrás muchas cosas por preguntarle. Sí, a veces me dan ganas pero nunca me animo. ¿Qué te frena? Yo sé que papá no quiere. Pero vos sí, ya hablamos bastante al respecto, no es necesario que siempre respondas a los deseos de los demás. No te creas, estoy mucho mejor,  o peor, no sé dice el chico sonriendo ayer no quise ir a lo de la abuela; mamá se ofendió bastante pero yo había arreglado con Leo para jugar a la play en casa. Se fastidió pero no te obligó. Camilo lo mira, los ojos muy abiertos. Podría haberte obligado; de alguna manera puede respetar tus deseos cuando los verbalizás, si no los expresás es muy difícil que puedan darse cuenta de tus necesidades. Puede ser, hasta le pidió a Carmen que nos comprara facturas para la merienda dice el chico y se dedica a describir la tarde compartida.


Camilo está mucho mejor, diagnostica Gustavo y una profunda satisfacción le hincha los pulmones.  Si logro hacer algo por este chico, todos mis años de carrera se encuentran justificados, evalúa. Después de mucho tiempo, busca la ficha de Camilo. Intenta recordar lo trabajado en las sesiones que no quedaron registradas. No volverá a pasarle. No puede confiar solo en su memoria.

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