Miércoles 19 de diciembre
Gustavo mira el reloj. Lo sorprende descubrir un 19. No puede
creerlo. Menos de una semana para navidad, el fin de año cabalgando. Descubre,
también, que todavía no habló con sus pacientes
ni con Ana María sobre las cercanas vacaciones. Históricamente, en la fábrica, se tomó el mes
de febrero. Pero todavía no habló con su viejo al respecto. Hoy es el día D,
piensa, y se sorprende por pensarlo. Se despereza y se levanta. Va al baño. Se
ducha, se afeita y regresa al dormitorio para vestirse. Ya ni puede deambular
en robe. Cuando pasa por el living
descubre las sábanas revueltas. Revueltas y vacías. Abre la puerta de la
cocina. Lo envuelve el aroma de las tostadas y el café. Escuché que te habías levantado lo recibe Cecilia. Él se sienta y
ella le alcanza la taza. Ya le puse
azúcar informa. Gustavo unta la
tostada con minuciosidad. Anoche hablé
con Martina dice Cecilia. Gustavo deja el pan sobre el plato y la mira. Le expliqué que ella ya está mucho mejor y
que ya no hace falta que me siga quedando; protestó un poco pero lo entendió. A él le café se le revuelve en el estómago. ¿Llegó Ricardo? pregunta. Ella lo mira desde una altura
infinita, califica él. ¿Qué tiene que ver
Ricardo en todo esto?, ¿te parece que influyó en alguna de mis actitudes desde
que se enfermó la nena? agita la cabeza no
entendés nada de nada. Él se siente tan avergonzado. Perdoname pide. No me quedo
en esta casa porque cada minuto me resulta insoportable, te aseguro que solo
por Martina pude sobrellevar la semana; mañana empiezo a trabajar, me iré
temprano; ya arreglé con Juana, vendrá a las siete y media; después combinará
con vos; mamá prometió pasar un rato todas las mañanas y la tuya, por las
tardes; Nacho se comprometió a no dejarla nunca sola; es increíble cómo maduró.
¿Adónde vas a vivir? Por ahora en lo de mis viejos pero en cuanto pueda
ocuparme me alquilaré un departamento con lugar para que se queden los chicos.
Y para que se quede él dice Gustavo y se arrepiente antes de terminar de
decirlo perdoname la intromisión intenta
reparar el error pero no me cae muy bien
que confraternice con mis hijos. Si esa es tu preocupación, quedate tranquilo dice
ella con la voz crispada ya no tengo nada
que ver con él luego se levanta diciendo me parece que escuché a la nena. Gustavo se queda sentado, incapaz
de reaccionar. Instantes después ella regresa. Era Lacán informa no la deja
ni a sol ni a sombra; quería decirte que sigue en pie mi ofrecimiento de
aportar para los chicos. Se te va a complicar con el alquiler comenta él. Tengo unos ahorros, además en un año a mi
viejo se le vacía un departamento, ya me lo ofreció. Gracias. Es lo menos que
puedo hacer dice ella y sale.
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