lunes, 25 de julio de 2016

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Llegó Gerardo informa María Inés mirando  a Gustavo con intensidad  junté fuerzas y lo enfrenté; le dije que ya no aguantaba más y que me quería separar; él intentó tranquilizarme, hasta propuso que hiciéramos una terapia de pareja, insistía con que él no era homosexual, que yo me había confundido; habló tanto y tan bien, para algo es abogado de primera, que consiguió que dudara de lo que había visto.  Ella se deja caer sobre el respaldo y cierra los ojos. Gustavo, luego de una larga pausa, decide intervenir. ¿Seguís dudando de tus percepciones? No tengo fuerzas, Gustavo, nunca voy a poder contra él; me neutraliza con una sonrisa, me hace desaparecer con un beso; me aniquila cuando consigue hacerme el amor. ¿Lo logró? Esa primera noche no, lo atribuyó al estrés al que yo lo sometía pero la noche siguiente sí, debe haber recurrido al Viagra. ¿Cómo te sentiste durante todos estos días? Horrible, como si fuera un insecto. ¿Entonces? Algo logré hacer contesta ella abriendo los ojos y enderezándose en el asiento. Contame, por favor.  Le dije a Gerardo que necesitaba tomarme unos días para pensar; desde el lunes estoy en lo de mis viejos, no tenía adónde ir; mamá insistió para que regresara pero finalmente me recibió; me hizo prometerle que no le iba a contar a mi padre el motivo del distanciamiento.  ¿Cumpliste tu promesa? No estoy en condiciones de enfrentar a mi viejo; él es como Gerardo, me eclipsa con una sola mirada se cubre la cara con ambas manos y añade me avergüenzo ante vos; todos tus esfuerzos conmigo no sirvieron para nada. Estoy muy orgulloso del trabajo que hicimos juntos, María Inés. Ella se descubre el rostro. Lo decís para consolarme. Él recupera la imagen de modelo de revista de alta costura y la mide con la mujer de carne y hueso que tiene frente a él. Lo digo porque es cierto la corrige él llegaste aquí insatisfecha  pero ciega; lograste plantearte primero la duda con respecto a la sexualidad de tu marido; lo enfrentaste sin éxito, entonces decidiste comprobarlo; acudiste al estudio y lo verificaste a pesar de que él nunca tuvo la valentía de asumirlo y ahora lograste irte de tu casa aunque sea por unos días; además, conseguiste recordar los abusos de tu abuelo, te animaste a contárselo a tu madre que los negó pero que terminó admitiendo su propia historia frente a vos; ¿te parece que lograste poco en solo cuatro meses?, sos vos la que deberías estar orgullosa de tus logros. Ella hace girar la alianza con insistencia. Trataré de cumplir con tus expectativas dice. Mis expectativas no interesan, solo las tuyas. De todos modos, sé que sin tu apoyo seré incapaz de lograr nada. Gustavo percibe que aumenta su frecuencia cardíaca. Cómo decírselo. Quería avisarte que estoy considerando la posibilidad de tomarme vacaciones en enero. El rostro de ella se desencaja. No puede ser dice estaba por pedirte otra sesión por semana. No te preocupes intenta tranquilizarla él me quedaré en Buenos Aires, estaré disponible si sentís que es imprescindible; el miércoles que viene lo evaluaremos juntos. Ella se incorpora, la espalda combada. De acuerdo dice.

Qué difícil es todo, piensa Gustavo, no doy más y recién son las cinco de la tarde. ¿Cómo va, hijo? escribe. Hace días que tiene abandonado a Nacho. No le alcanza la energía para cumplir con todos. Tanto sobre sus espaldas. Tantos. Comiendo facturas que trajo la abuela Isabel. A Gustavo le molesta. Ya nadie le comunica nada. Ni siquiera su propia madre. Por suerte mañana se va Cecilia, piensa. Se dirige al baño y se lava la cara con agua fría.

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